28.9.06

EL LOCO PRESO


Todos están convencidos de mi locura, lo afirman y se comportan conmigo como si fuera cierto. Pero yo se que no es así, ¡Si lo sabré yo! es cierto que mis pensamientos son volubles, cambian en un instante del blanco al negro, de lo cercano a lo lejano, pero la coherencia innata que reina en mi mente saca conclusiones a cerca de todo. Cuando “ellos” me miran insistentemente, hago como que no me doy cuenta, pongo la mirada perdida en un punto infinito y escucho sus comentarios, la mayoría de las veces discordantes con mi criterio, se que el razonamiento analítico no es cosa que haya anidado en sus mentes.

De todas las cosas que mas me molestan, es sin lugar a dudas la mirada de compasión (¿dónde está esa compasión?) la que mas me hiere, la que mas me repugna y la que mas hastío me proporciona. Por mi constitución física y mi apariencia feroz (producida por el desaliño) se ve en sus rostros el miedo, si, me tienen miedo, no lo confiesan poro yo se que es así ¿cuál es el motivo de este miedo si nunca hice daño a nadie?. Mi tío violó a la criada casi en mi presencia, aprovechándose del temor de ella a perder el empleo. ¿No es mas de temer que yo? y mi prima, cuando está sola, claro, no repara en mí y cree que no me doy cuenta, pero coge dinero del bolso de su madre y la glotonería de mi tía comiéndose a escondidas los mejores alimentos (al tiempo que reza el rosario) y diciendo luego que no tiene apetito, que no se encuentra muy bien, en un acto declarado de chantaje emocional.

No me alimentan suficiente, recuerdo cuando mi madre me cuidaba, ¡Qué diferencia! nunca estuve atado como ahora, aun después de tanto tiempo no comprendo los motivos que tuvieron para colocarme esta cadena y encerrarme en este sótano medio oscuro. Antes de morir mi madre, mis tíos le dijeron que cuidarían de mi, pero mucho me temo que se avergüenzan de mi estado, estado que no comprendo.

Un día, estando en el sótano, mis tíos me dieron a beber un café y cosa poco lógica, me dormí, cuando desperté estaba ya encadenado y ahora mismo no sabría decir cuanto tiempo llevo aquí metido.

Nadie me visita, nadie me ve y mira si es irónica mi situación que me alegro de ver alguna rata como único ser vivo sin contar mis tíos y prima y de cuando en cuando la criada, ella me mira con ojos desmesurados. He tratado de hablar con ella, es la única persona que últimamente me ha oído pronunciar algunas palabras, al principio se asombró de que mi modo de expresarme fuera incluso mas correcto que el de todos “ellos” pero el temor la paraliza y no me contesta ¿Por qué? le dijeron que estaba loco y sigo loco para ella de por vida, no es capaz de razonar y por supuesto que no toma mis palabras en serio.

En alguna ocasión, al darme cuenta de que alguien de fuera llega a la casa, he intentado llamar la atención gritando, armando algarabía, pero es inútil, “ellos” han entrado y me han golpeado para que callase, luego sin comer varios días como castigo. Esto que están haciendo se que es ilegal, incluso se que es delito pero a que juez le comunico todo esto.
Para contrarrestar esta atrocidad que estoy viviendo, he creado un mundo, (digamos normal), en mi interior, he logrado representar una comedia en mi mente y la vivo con toda intensidad, como si fuera realidad, he estudiado, me casé y tuve hijos y en ocasiones salíamos de excursión cuando mi trabajo me lo permitía, he de confesar que en muchas ocasiones he sido hasta feliz dentro de esta locura que me atribuyen y que empiezo a pensar que estoy verdaderamente loco dentro de mi locura.

EL VUELO


Yo nací en un pueblo de la costa, la mar para mí es prioritaria, tan necesaria como el aire que respiro, si he estado separado de ella en alguna ocasión me ha invadido la sensación de que me faltaba algo que no se explicar y cuando estoy a su lado, no puedo quitar la vista del horizonte, ni de las olas, siempre iguales y siempre diferentes, siendo las mismas pero distintas a cada instante. A su lado somos tan poco y también por ella conseguimos ser tanto.


Al estar en su orilla, rompiéndose las olas en mis pies, fijándome en el volar de las aves, solo se me ocurren ideas extravagantes, sacadas mas o menos de alguna escena de novela, desde el recuerdo me dictan ideas, rechazadas inmediatamente y sustituidas por otras nuevas que también rechazo. En realidad desconocía las consecuencias y no podía concebir con un mínimo de acierto, cual sería mi conducta si pudiera volar como ellas.

Me salió de no se que fondo del pensamiento algo que había oído o que había leído seguramente en alguno de los libros en los últimos meses. Ellas eran unos seres libres y tenían derecho a la vida pero yo también, fue una idea que pasó por mi mente como un relámpago, sin detenerse, sin hacer mella en los celos que con esfuerzo disimulaba, celos por no ser como ella.

La idea de volar, no se apartó de mi mente, me apremiaba cada vez con mas insistencia, tanto que se convirtió en una obsesión.


Un día tuve un sueño que me produjo mucha felicidad, soñé que volaba, que era una gaviota y me encontraba en lo alto del cielo, veía a mis compañeras de vuelo cruzarse en mi camino, esquivar mi trayectoria a una velocidad increíble, el color azul verdoso del agua perdido en los perfectos reflejos del cielo, lanzando destellos de colores entre el amarillo, el rojo, el carmesí y el violeta, un espectáculo diferente visto desde otra perspectiva jamás soñada. En un momento dado, sentí la necesidad de bajar a ras del agua, lo hice con precaución, con la emoción en la garganta que me quemaba y a medida que se acercaba la superficie, mas me embargaba la emoción, hasta que miles de finas gotas salpicaron mi cuerpo y me obligaron a remontar el vuelo hacia las alturas inundando en agua el súbito fuego que era solo una señal de felicidad indescriptible.

Cuando desperté del sueño, recordaba todo como si fuera realidad, la sensación de haber sido ave y haber volado no desapareció nunca de mi mente.

Decidieron mis padres trasladarse al interior por motivo de trabajo, a un pueblo de montaña, bello como todo lo natural. Indagué por los contornos sus paisajes y como hice en el mar, me fijé en las montañas majestuosas, imponentes. Un día, en mis observaciones vislumbré en lo alto de la lejanía la silueta de un ave que volaba con una elegancia que me dejó fascinado. Decidí acercarme lo más posible para poder observar mejor su vuelo y comprobé de que ave se trataba, era un águila que en su territorio de caza, volaba como si el viento la sostuviera, como si no hiciese ningún esfuerzo, con una elegancia tal que quedé prendado de tanta belleza. Se despertó en mí esa envidia crónica hacia las aves, hacia su vuelo, hacia su mundo y confesé en voz alta mi anhelo por ser como ellas.

Me senté en el suelo llorando mi desventura y cuando me di cuenta, estaba volando de nuevo otra vez, la tierra por suelo, pero arriba el mismo cielo de siempre, los reflejos esta vez de ocres y verdes reflejados en naranjas con destellos de amarillos encendidos. Volé y volé sin descanso, todo mi cuerpo había cambiado, no era un sueño, ya no era yo, el terrestre que deseaba volar, si no el ave soñaba que volaba, un águila impresionante que se elevaba sin esfuerzo.
Desaparecí de mi entorno y me buscaron con insistencia, mi familia lloro mi desaparición sin saber de mi felicidad y no repararon en aquel águila que con demasiada frecuencia sobrevolaba el pueblo.