25.4.08

LA TIENDA



En la calle donde vivo, según vienes desde la plaza, en la cuarta travesía a la derecha existe una tienda muy particular. Es una calle antigua con árboles que al entrar en ella entras también en la nostalgia de otros tiempos pasados, no sabes bien los motivos, pero te invade esa melancolía que todos llevamos en nuestro interior y que aparece cuando menos te lo esperas.
La tienda en cuestión, vende artículos impredecibles, inexplicables y misteriosos. Puedes pedir desde una añoranza hasta una media realidad, se puede solicitar algunos momentos inoportunos que hayas vivido, situaciones embarazosas casi olvidadas e improperios recibidos que en algún momento te hicieron perder el sueño. Flaquezas antiguas que hoy nos hacen sonrojar al recordarlas, promesas incumplidas, actuaciones nada fieles a los que considerabas tus allegados, deseos inconfesables que en su momento nos hicieron perder la razón. También te pueden proporcionar recuerdos agradables que por la erosión del tiempo y la memoria están en el límite del olvido.
Puedes pedir el recuerdo de una amistad lejana que ni siquiera sabes si existe, y de aquella visión desde la montaña con el inmenso valle a tus pies como si fueras el rey del mundo, de aquel sonido en aquellos labios al pronunciar tu nombre en aquel momento sublime, del rumor de aquel arroyo cristalino y melodioso en aquella excursión que tanto te gustó. De ese sol que en tu juventud, entrando por la ventana te despertaba inoportuno y del olor a pan tostado recorriendo todas las estancias de la casa por la mañana temprano, y del trino de los pájaros que al despuntar el alba, inquietos y guerreros dirimían sus diferencias luchando por sus hembras. Puedes solicitar el recuerdo de aquel gallo, ¿Cómo podía olvidarme de aquel gallo? que aun no habiendo hecho su aparición la luz del día, ya estaba cantando altanero el dominio de su territorio.

Todo esto y mucho mas, venden en esta tiendo que te menciono. No solo recuerdos olvidados o casi, también te pueden proporcionar ilusiones no conseguidas a lo largo de tu vida, o pueden lograr que aquella decisión que tomaste en aquel momento (nada oportuno por cierto) se pueda rectificar y tomar la que rechazaste, con todas las consecuencias que ello pueda acarrear. Son capaces de proporcionarte aquel vestido que tanto te gustaba y no te pudieron comprar en su día, o aquellos zapatos que no tuviste y que permanecieron durante mucho tiempo en tu mente de noche y de día.
Puedo asegurarte que no es caro lo que te venden si recapacitas minuciosamente sobre la mercancía que te ofrecen, sobre las oportunidades que te deparan, hay cosas que su valor es incalculable. Solo te piden mucha sinceridad, mucha honestidad, valentía, y rectitud, a cambio ella, (una especie de hada) exige ausencia de responsabilidad, bien sea por alegría o tristeza, la historia la pusimos nosotros.
No se admiten devoluciones ni cambios bajo ningún concepto y si algo no coincide con lo que uno hubiera querido que fuera y ahora no lo es, hay que pensar que todo es pura casualidad, pura coincidencia y en resumidas cuentas pura ilusión.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Diego, un relato muy interesante, me ha encantado. Te seguiré en tus escritos. Saludos desde Canarias