¿Será cierto que todos no vemos los colores del mismo modo, (al menos con la misma intensidad), y que no distinguimos los sonidos de la misma manera?
¿Será cierto que recibimos los mensajes que nos mandan las luces y los ruidos de forma diferente cada cual?
Es cierto, que no siente igual el impacto de un color o un sonido una persona que otra. Cada cual estimula sus sensaciones con apreciaciones particulares, en función de su entorno, carácter, educación o necesidad.
Hago estas reflexiones por un hecho acaecido en una ocasión, con motivo de una reunión de siete personas, todas ellas mujeres, de diferentes edades y condición social, en el monte, en silencio, cada una con una hoja seca entre las manos. Una a una, aplastó la hoja cerca de su oído y relató sus apreciaciones.
La primera, sintió el viento entre las hojas, que verdes las agitaba.
La segunda, dijo sentir el revoloteo marrón de una bandada de pájaros.
La tercera, sintió un murmullo azulado de voces, susurrando arrullos y caricias.
La cuarta, el miedo del rojo fuego devorando todo a su paso.
La quinta, escuchó un negro eco repitiendo un nombre constantemente.
La sexta, le estremeció un estruendo mezclado de sollozos, de anaranjados sentimientos.
Y a la séptima, hasta le pareció escuchar, unos pasos grises que lentamente se le acercaban para liberarla de su soledad.
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